HERMANDAD DE LA ESTRELLA


CASA HERMANDAD


PATRIMONIO MUSICAL


Agrupación Musical


Estrella (José Martín Martín)
Lignum Crucis (Antonio Velasco Rodríguez, 1985)
Estrella (Vicente Moreno Alvadalejo y Miguel Ángel Font Morgado, 1999) 
Reina de San Jacinto (Francisco David Álvarez Barroso, 2004)

El conjunto que forman en la actualidad la Capilla de Nuestra Señora de la Estrella y la Casa de Hermandad ha sido una de las grandes empresas de la corporación en las últimas décadas, puesto que se trata de su propia sede. Se encuentran ubicadas en las calles San Jacinto 41 y Nuestro Padre Jesús de las Penas 4.

La Capilla y la Casa de Hermandad forman, en la práctica, una sola edificación, resultado de un complejo proceso de construcción en el que podemos distinguir tres fases bien delimitadas en el tiempo y realizadas con proyectos de otros tantos arquitectos.

 
 
CASA HERMANDAD


La adquisición del solar y construcción de la primitiva Casa de Hermandad


La primera fase es la de la construcción de la Casa de Hermandad en los años sesenta. En esa fecha, la Estrella residía en San Jacinto, donde recibían culto sus Imágenes Titulares. Interesándose la Cofradía por la búsqueda de una nueva sede en la que establecer, en principio, su Casa de Hermandad, donde disponer de un local para conservar sus bienes y enseres, sus pasos, y contar con las dependencias adecuadas para las necesidades y fines de la misma, en 1.962 adquirió el edificio sito en el entonces número 63 de la calle San Jacinto.

Alfonso Gómez de la Lastra fue el arquitecto responsable del proyecto para la primitiva Casa de Hermandad de Nuestro Padre Jesús de las Penas y María Santísima de la Estrella.

En la planta baja se proyectaron un vestíbulo de acceso desde el que arrancaba la escalera, una gran sala para la exposición de los enseres de la Hermandad, un almacén ubicado al fondo y un patio de ventilación. En la planta primera se accedía por un vestíbulo que daba paso a un pasillo de entrada a los distintos despachos: Secretaría, Hermano Mayor, Mayordomía, Ropero de la Virgen y Caridad, además de los aseos y archivo. En la última planta se edificó sólo una amplia sala de reuniones en la zona de fachada, dejando el resto como azotea.

Su bendición quedó recogida en una placa de mármol que actualmente se encuentra en la escalera a la que se accede desde la Capilla, y que dice:

“Esta Casa, comenzada a construir el 21 de noviembre de 1.962 fue terminada y bendecida solemnemente por el Emma. y Rvdmo. Sr. Dr. D. José Bueno y Monreal, Cardenal-Arzobispo de Sevilla el 22 de septiembre de 1.963, con asistencia de las primeras autoridades sevillanas y siendo Hermano Mayor D. José Luna Gázquez. A.M.D.G.”
CASA HERMANDAD


La conversión de la primitiva Casa de Hermandad en Capilla


Años después, mediando las normales obras de mantenimiento y mejora en la construcción, tuvo lugar otra importante iniciativa, ya en la década de los setenta, como fue la conversión de la planta baja de la Casa de Hermandad en Capilla de la Virgen de la Estrella. El asunto era histórico y fundamental para la cofradía, pues suponía el traslado de su sede canónica desde el convento de San Jacinto a su casa, sita en la misma calle, el cual fue autorizado por el Cardenal Bueno Monreal por Decreto dado en Sevilla a 25 de junio de 1.973.

El arquitecto D. Antonio Delgado Roig fue el encargado del proyecto de adaptar el salón de la planta baja de la Casa Hermandad en Capilla donde dar culto diario a las Imágenes, así como de la actual fachada a la Calle San Jacinto.

El arquitecto dispuso una nave que, aunque irregular en sus dimensiones, dirige correctamente la mirada del espectador hacia el presbiterio. Para ello, tuvo que tabicar recovecos, aprovechándolos para fines tales como tribunas para el coro, escaleras, pequeños almacenes, sacristía y un aseo.

En la referida nave única dispuso un atrio y cuatro tramos irregulares seguidos del presbiterio. Pilastras, a veces simples, otras pareadas, ornamentadas con elementos tardobarrocos, simulan soportar un entablamento del que arrancan unas muy rebajadas bóvedas y remates laterales de formas curvilíneas. El escudo de la Hermandad en relieve, los zócalos de azulejos, la carpintería, inspirada en modelos tradicionales de la ciudad, y la solería de mármol, completan el conjunto.

En lo que se refiere a la fachada, el arquitecto recurrió de nuevo a un barroquismo no excesivamente ampuloso. Flanqueó la gran puerta de acceso con pilastras que soportan dos trozos de un frontón curvo y partido sobre los que resaltan pirámides con pequeñas bolas. En la planta primera centró el hueco del balcón proyectando sobre él un cuadro de azulejos con el escudo de la Hermandad, realizado por cerámica Santa Ana. Respetó la segunda planta sobre la que colocó una amplia cornisa dispuesta a modo de entablamento y un pretil sobre el que se eleva la espadaña. Ésta cuenta con diversos elementos ornamentales (azulejos y remates cerámicos) y aparece coronada por una Cruz.

CASA HERMANDAD


Años ochenta: Ampliaciones de la Capilla y Casa de Hermandad


En la época en que se preveía la conversión de la Casa de Hermandad en Capilla ya se hicieron algunas gestiones para ampliar las dependencias de la cofradía que, con las referidas obras, iban a quedar muy reducidas. Pero no es hasta la década de los ochenta cuando, tras diversas negociaciones que se prolongaron durante varios años, se consiguió lo que podemos denominar la tercera fase, que es la ampliación de la Capilla y Casa Hermandad gracias a la adquisición de un total de 98 m2 de propiedades situadas en la actual calle Nuestro Padre Jesús de las Penas, que se incorporaron a la primitiva finca. Las obras de ampliación se realizaron bajo proyecto y dirección del arquitecto D. José Pradilla Gordillo, resultando el actual conjunto de Capilla y Casa de Hermandad de la Estrella.

Quizás lo más llamativo de la obra sea la ampliación de la Capilla con la nave en la que está ubicado el altar de Nuestro Padre Jesús de las Penas, perpendicular a la principal. Su ornamentación se hizo siguiendo la marcada en el proyecto de Delgado Roig, si bien se elevó la solería hasta una altura similar a la del presbiterio. Junto a ella se colocó un salón, entonces separado por una simple cortina, para exposición de los enseres de la Hermandad. Hoy en día, este espacio, conocido como el salón de vitrinas, se encuentra separado de la nave del Cristo por una falsa pared que es en realidad una puerta amplia, pintada y alicatada con el mismo zócalo de la Capilla como si de un tabique de fábrica se tratara, siendo en realidad un vano de comunicación de excelentes proporciones.

El resto de la planta baja se destinó a entrada para la sacristía y para la parte alta de la Casa de Hermandad. A través de una nueva escalera se logró tener un buen acceso, además de a las plantas superiores, al entresuelo ubicado sobre la sacristía, donde actualmente está el columbario. Un amplio salón multiusos, en el que también se guardan otros enseres de la cofradía en vitrinas, ocupó la parte superior de la nueva fábrica. La ampliación permitió mejorar no sólo las actividades diarias de la Hermandad, sino también la organización de la Cofradía para su estación de penitencia, comunicando correctamente la calle Ntro. Padre Jesús de las Penas –utilizada para tal fin por el crecido número de nazarenos de la Hermandad- con la Capilla de donde parte el cortejo y debe regresar.

En años posteriores se realizaron distintas obras de reforma y mejora, como la construcción de un nuevo bar en la Casa de Hermandad, colocación de nuevas vitrinas, renovación de la instalación eléctrica, además de las periódicas de pintura, pulido del suelo, restauración de escayolas, etc.

CASA HERMANDAD


Una casa- hermandad adaptada a los nuevos tiempos


Para responder a las necesidades tanto de culto como de vida interna planteadas por la Hermandad en los últimos años, en 2018 se gesta un proyecto de reforma y ampliación de la Capilla y casa-hermandad, gracias a la adquisición del edificio anexo a la Capilla. 

Como pieza vertebradora de la intervención en la casa se proyecta un núcleo de comunicación abierto que funciona como “atrio” de recepción a los hermanos. Cuenta con un ascensor de alta capacidad y escalera volada. Se contempla este espacio como un lugar de exposición permanente de determinadas piezas textiles de gran valor que posees la Hermandad. Gracias a este ascensor, todas las plantas de la Casa-Hermandad, incluidas las cubiertas, son accesibles para personas con movilidad reducida.

En la planta primera se han ubicado los espacios destinados a la administración de la hermandad, así como el salón de actos con capacidad máxima para 160 personas. Para resolver el problema de la ventilación e iluminación de los despachos interiores se han abierto patios hasta este nivel, que serán accesibles desde dichas dependencias. El salón de actos se plantea como un espacio multiusos que gracias a la modulación mediante tabiquería móvil permite disponer de mayores o menores espacios. La separación de este salón del resto de la planta se realiza mediante vitrinas de doble cara, donde puede apreciarse el patrimonio expuesto desde ambos espacios. Esto permite una mejor iluminación de los espacios anexos, así como una concepción espacial más abierta de la planta.

En la planta segunda se distribuyen los espacios destinados a priostía, sala de costuras, almacenaje y bar. En esta segunda planta, una terraza permite a la Hermandad desarrollar muchas de sus actividades al aire libre, aprovechando las buenas condiciones de la ciudad.

Finalmente, en la última planta encontramos una cubierta transitable con mayor capacidad que la terraza de la segunda planta en la que puede desarrollarse actividades al aire libre y que es plenamente accesible.

Es de resaltar en las nuevas instalaciones especialmente la iluminación y ventilación natural que aportan los patios abiertos hasta la planta primera, los nuevos espacios creados con la ampliación y la funcionalidad general de la Casa, a la que se le han añadido los valores de una arquitectura más contemporánea y funcional.

El ascensor, de gran capacidad, registra todas las plantas de la Casa, incluida la de la nueva azotea, a nivel de la espadaña de la Capilla, desde la que se pueden contemplar unas magníficas vistas de la Giralda y la Catedral, la Torre Sevilla, así como de la calle san Jacinto y el puente de Triana.

Resulta también muy significativa la integración de las vitrinas en el diseño arquitectónico de la Casa, para una acertada exposición de nuestro patrimonio artístico, confirmando la idoneidad de las obras ejecutadas al concepto de Casa Hermandad.

En la planta superior se ha logrado una mayor funcionalidad del bar, al que se le ha dotado de una barra de obra y mayor espacio. En general se valora muy positivamente la relación conseguida entre los espacios cerrados y abiertos –patios, terrazas y azoteas-, creando unas estancias agradables de convivencia.